Empezaremos con una reflexión: mucha gente piensa que la figura del profesional documentalista es poco enfática, debido a que toda la información está disponible en Internet. Pero lo más importante de todo es saber dónde y cómo buscarla: saber cribar y seleccionar de toda la información que hay disponible y nos vamos a encontrar. Por ejemplo, dos personas pueden llegar a un mismo resultado informacional mediante diferentes metodologías de búsqueda, pero solamente aquellos que sepan dónde y cómo buscar tardaran menos tiempo. El tiempo es un elemento clave y muy importante en las empresas, y extrapolado en el campo de la salud aún más, dónde en la mayoría de los casos el usuario final es un profesional sanitario.
A nivel práctico, cuando ya vamos a realizar la búsqueda y localización de la información deseada, debemos tener en cuenta estas habilidades y competencias para poder satisfacer las necesidades de información del usuario final:
- Formular un plan para la búsqueda de información: definiendo la materia o aspectos a buscar, utilizando un listado de palabras claves apropiadas, delimitando la búsqueda según criterios cronológicos, geográficos, idiomáticos, etc.
- Tener conocimiento de las fuentes potenciales y reales de información para llevar a cabo la localización documental.
- Saber localizar recursos electrónicos pertinentes en el contexto de la necesidad de información.
- Poder seleccionar la herramienta de búsqueda más apropiada y formular la estrategia más adecuada.
- Dominar las técnicas avanzadas para la recuperación de información en Internet, empleando motores, directorios de búsqueda y/o agentes inteligentes.
- Evaluar los resultados de la búsqueda, analizando sobre los aciertos, fallos y estrategias alternativas de recuperación.
- Determinar la ubicación y acceso a la información, respetando los principios éticos y legales.
Me atrevería a confirmar que la mayoría de la población piensa que ‘Google’ es el rey de la información, donde todo el mundo busca y donde se puede encontrar de todo. De algún modo, se podría decir que es cierto. Cuando por ejemplo queremos buscar qué población tiene Barcelona y nuestra estrategia es ‘población Barcelona’, el primer resultado nos da unas cifras que no sabemos si son fiables. Generalmente, lo serían si las comparamos con una fuente oficial: el padrón disponible en el
Instituto Nacional de Estadística. En este caso coinciden los datos, porque se ha utilizado este mismo recurso. ¿Por qué este ejemplo? para compararlo con el comportamiento que tenemos frente a la búsqueda de algún tema relacionado con salud: normalmente seguimos exactamente el mismo procedimiento. Buscamos, por ejemplo, un síntoma y, en la mayoría de los casos, entramos en uno de los cinco primeros resultados que nos ofrece ‘Google’. ¿Será fiable lo que recuperamos? Pues aquí también dependerá en gran parte de la fuente de origen. En Internet escribe toda la sociedad y la información está la mayoría de las veces desestructurada, sesgada y con la posibilidad de malinterpretación.

El papel del documentalista, pues, es clave, ya que nos ayudará a seleccionar el mejor contenido de entre tantos y tantos miles de resultados con un análisis de las estrategias de búsqueda a ejecutar en cada momento, así como una óptima interpretación de la representación del contenido.