Desde hace tiempo, la biblioteca fue entendida como un espacio de conservación, organización, gestión y acceso a la información. Por otra parte, en el contexto actual, caracterizado por el exceso y la abundancia de información, la digitalización y la transformación en el modo en que interactuamos al socializar, resulta insuficiente a la hora de hacerlo.
Hoy se impone una mirada que concibe a la biblioteca como un espacio de comunicación, en el que no solo circulan datos o documentos, sino también emociones, identidades y prácticas culturales. Desde esta perspectiva, la biblioteca se configura como un medio de comunicación, capaz de emitir mensajes, promover el diálogo y contribuir a la construcción colectiva del conocimiento. La comunicación es un proceso social que implica la producción, circulación y recepción de mensajes en un contexto determinado. Según McLuhan (1964), “el medio es el mensaje”, lo que significa que los canales a través de los cuales se comunica son, en sí mismos, portadores de significados.
Adaptado a las bibliotecas, este inicio permite comprender que cada decisión que se tome desde la institución, desde los espacios hasta la organización de los fondos o la forma de atención al público, comunica un mensaje sobre su identidad, sus valores y su misión. Por lo tanto, la biblioteca puede analizarse como un sistema comunicacional en donde; el emisor sería (el bibliotecario o bibliotecaria), los emisores (usuarios y comunidad), los mensajes (colecciones, servicios, actividades) y canales (presenciales, digitales, verbales y no verbales) Esta estructura muestra la función bidireccional permitiendo la retroalimentación en la comunicación construyendo así una forma más participativa en la comunidad.
Gracias por tu tiempo y lectura. Esp.Silvina Noguera
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